Construcción social de la sexualidad

En contraste con esta perspectiva, a la que llamamos esencialista, proponemos pensar la sexualidad desde una perspectiva construccionista. Desde ella entendemos que todos los elementos constitutivos de la sexualidad humana, sus posibilidades eróticas, su capacidad de ternura, intimidad y placer tienen su origen en el cuerpo o en la mente del individuo. 3 Sin embargo, estas posibilidades nunca pueden ser expresadas espontáneamente, ya que el comportamiento sexual es un comportamiento social; producto de nuestras relaciones sociales, mucho más que una consecuencia universal de nuestra biología común. La sexualidad es, entonces, un hecho cultural y social; y también histórico, ya que se transforma junto con las transformaciones que ocurren en la sociedad. Desde esta perspectiva, la sociedad no es pensada como un medio represivo, en el que aprendemos formas civilizadas de vivir y convivir en la sexualidad, sino que es el lugar donde se produce la sexualidad. Esto quiere decir, que si bien es cierto el sexo tiene un fundamento biológico, la forma en que se vive y se representa social mente la sexualidad es el resultado, entre otras, de las relaciones de poder existentes en la sociedad, especialmente las de género, las económicas, las étnicas y las generacionales. 

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